22 septiembre 2012

Cicletistas

¡señor, que esto es un carril bici!...
la perfección necesita bombín y paraguas... como solía decir John Steed, ídolo de mi infancia... y en los prudentes caminos del gentleman inglés traté siempre de circular por la vida...
¡¡¡mira mi bici, aquí la llevo!!!...
le respondí a grito pelado llevándome la mano a los güevos...

las gradas de la Catedral son la única vía segura de la Avenida... que, como todo el mundo sabe, es un itinerario ciclista con prioridad de paso peatonal, o sea... cosa indeterminada...
las bicicletas o, mejor dicho, los tíos y las tías en bicicleta... deben circular a una velocidad máxima de 10 km/h, o sea... cosa indeterminada...

una persona ordinaria, o sea... un sevillano mismo... a paso de mudá puede llegar a coger casi los 5 km/h... quiere decir esto que si tiene que cruzar por la Alfalfa antes de que lo coja el Carmen Doloroso de vuerta por la Cuesta con la Sed detrás... a paso ligero y pograma en mano cual testigo de postas, el capillita puede llegar a coger los 10 km/h o más...
si a esto le añadimos que, según el Marca, Usain Bolt llega a correr el tío a casi 45 km/h... y el de la bicicleta iba todavía más rápido... aún ruborizado por mi ordinaria reacción... me volví al nota y...
¡¡¡cicletista, maricón... toma!!!...
le hice tres o cuatro cortes de manga que me tuve que echar polvo de talco en los dos pliegues del codo cuando llegué a mi casa... lo a gusto que me quedé... y que me perdone John Steed...